Senderos con historia

Senderos con historia

Si tras visitar el pueblo te has quedado con ganas de más, siempre puedes disfrutar de un apacible paseo por cualquiera de las rutas que rodean a esta localidad.

Como una pequeña guía, puedes solicitar en el bar el folleto que muestra las 6 rutas más representativas, o bien descargar aquí una versión ampliada:

Los que contemplan la belleza de la tierra encuentran reservas de fuerza que perdurarán mientras dure la vida

Rachel Carlson

Descripción de las rutas

Las 6 rutas que presentamos son asequibles para ser realizadas andando, con un calzado cómodo, y no presentan grandes dificultades, pues la mayoría discurren por caminos o pistas agrícolas o alguna senda. Se pueden encontrar baches y piedras sueltas que pueden sortearse fácilmente al caminar. A los lados no hay precipicios, ni cortes del terreno desprotegidos. Tampoco hay que franquear barrancos caudalosos.

Para mayor comodidad se aconseja el uso de bastones o similar, dada la irregularidad del terreno en algunos tramos.

Son aptas también para el paseo con niños que tengan autonomía y resistencia para caminar. Están señalizadas al comienzo de la ruta y en las bifurcaciones, aunque no pone el nombre de la ruta ni de los lugares por los que transita.

La mayor dificultad puede estribar en la duración de las más largas, de unas dos horas, como la nº 1, o de tres horas, como son la nº 3 y la nº 6. En la nº 3 se puede añadir el ascenso o desnivel, desde al pueblo hasta la parte alta de la sierra. En estas rutas largas, y dependiendo de la estación del año, se aconseja iniciarlas bien temprano.

Conviene ir aprovisionado de agua y algún alimento. Aunque en algunas hay fuente, en verano pueden haberse secado.

Todas pueden realizarse también con bicicleta de montaña sin problemas.

Para el acceso con coches, se especifica en cada una de ellas. En todo caso, debe hacerse con vehículo todoterreno o similar, por los baches y roderas que pueden presentar algunos tramos. Es totalmente desaconsejable el uso de vehículos tipo turismo.

En las proximidades de las rutas se ven a veces corrales en ruinas. Por motivos de seguridad, se desaconseja totalmente acceder a su interior.

Aquí tenéis un plano de Larués, con la ubicación del inicio de cada una de las rutas.

Ruta 1: Larués, Arrié, Aquilero, La Paúl, Larués

  • Características: Parte de la zona norte del pueblo, junto a la carretera. Es un recorrido circular. Caminando, puede realizarse el circuito completo en dos horas en total. Parte del mismo coincide con la ruta general de Las Voces del Agua.
    Puede hacerse andando, en bici de montaña o vehículo todoterreno sin ningún problema.

Desde Larués hasta Arrié la ruta discurre por la carretera comarcal A-2602, en un continuo y suave descenso en dirección NO. La zona de Arrié está surcada por el barranco del mismo nombre, cuyo caudal puede disminuir mucho en verano. La ruta, sin embargo, no lo atraviesa, sino que pasa cerca del mismo.

Después de Arrié el sendero se desvía hacia el NE, transitando en Aquilero entre zonas de campos, arbolado y matas bajas. Dobla después en dirección al este, abarcando así en su curva la zona conocida como Fuen da Nobella o Fuente Nobella. Es posible que esta zona hubiera un antiguo despoblado medieval.

La ruta de regreso evoluciona ahora en dirección sur, hacia el pueblo de Larués. Fuera de la senda, hacia la derecha del caminante en el sentido de su marcha de retorno, se levanta una suave colina conocida como Las Viñas. Es un lugar estratégico, pues desde allí se ve y se controla todo el entorno, en una visión panorámica de 360º.  En su cumbre se levantaba una ermita medieval románica dedicada a San Salvador, de la que quedan los vestigios de sus muros y ábside a ras del suelo, apenas perceptible. Hacia dicha cumbre se encarama desde la vertiente sur de la colina un serpenteante camino flanqueado a los lados por paredes de piedra tan altas como una persona. El interior de dicho camino está casi infranqueable, pues se ha apoderado de él la vegetación.

A partir de allí durante el recorrido pueden verse corrales, algunos en estado ruinoso, pero que conservan curiosas arquerías de piedra en su interior, en sustitución de las largas vigas de madera que se utilizan a veces, pero que en ocasiones es difícil conseguir de la longitud adecuada.

El terreno es llano en todo este tramo hasta la zona de La Paúl.

La Paúl, como su nombre indica, es una zona muy llana, recubierta de pradera natural. La frescura del suelo hace que en ella este pasto sea permanente. En el pasado, los rebaños de ovejas acudían a ella para pastar y para beber en la balsa creada al efecto. El retroceso del ganado lanar en el pueblo ha provocado que la calidad del pasto se deteriore. Hoy en día la balsa ha sido colonizada casi totalmente por juncos, entre los que habita una curiosa fauna lacustre, en especial ranas que amenizan las claras noches de verano con su continuo croar.

Es una zona ideal para acudir con niños, pues pueden corretear libremente por la explanada e, incluso, jugar al fútbol, pues se conservan en pie unas viejas porterías.

En esta zona se habilitaron mesas de madera y bancos para el descanso del caminante. También hay una fuente, pero el manantial no siempre resurge a la superficie.

La ruta prosigue hasta Larués en un ligero ascenso, por un antiguo camino cuyo trayecto final está bordeado de árboles.

Ruta 2: Larués, La Coronaza, Santata, Larués

  • Características: Parte de las proximidades de la ermita de San Cristóbal. Discurre por el llamado camino de Saraso en dirección SE, por una zona bastante llana. Después aumenta la pendiente en el circuito circular que se hace rodeando la Coronaza. Puede realizarse caminando en hora y media en total.
    Puede efectuarse andando y en bici de montaña.
    Es transitable con vehículo todoterreno, a excepción del tramo en el que da la vuelta por la Coronaza, pues  para hacerla circular se ha abierto una senda estrecha entre la vegetación, sólo apta para caminantes o bicicletas.

El caminante pasará inicialmente por una zona de campos y antiguos huertos. Conforme vaya subiendo se adentrará en unos paisajes más montaraces que ya fueron valorados por su importancia estratégica en la Edad Media. Allí debió levantarse el antiguo monasteriolo de San Martín de Saraso, existente ya en el siglo X. Un documento nos dice que el rey Ramiro I lo donó a su escribano Jimeno en agradecimiento por los servicios prestados. Del monasterio no quedan restos identificables, tal vez reducido a las ruinas de un corral devorado por la maleza.

Desde el camino que rodea la Coronaza se ve la imponente silueta de ese promontorio, con árboles que se recortan en el cielo, en medio de una intrincada vegetación.

Desde la parte más elevada del circuito puede disfrutarse de una panorámica espectacular, abarcando  San Juan de la Peña, con San Salvador y Cuculo, el Bailés y  la Canal de Berdún y, como telón de fondo, los Pirineos.

Ruta 3: Larués, Collada Moné, Larués

  • Características: Parte, al igual que la anterior, de las proximidades de la ermita de San Cristóbal, en dirección sur, hacia la Sierra. Es una ruta lineal, pues la ida y la vuelta discurren por el mismo camino. Puede hacerse caminando en 3 horas en total.
    Puede realizarse andando o en bici de montaña.
    Con vehículo todoterreno con cuidado es accesible (los cazadores y guardas forestales la transitan con facilidad).

Desde Larués se va ascendiendo de manera suave hasta la zona de Cantera Corona, a la que se accede después de un corto repechón. Allí hay un corral todavía en buen estado de conservación y a la derecha una balsa vallada para recolectar el agua de la lluvia y dar abastecimiento al pueblo. No se puede acceder a dicha balsa. Está totalmente prohibido hacerlo.

La ruta prosigue directa hacia la Sierra que, en su conjunto, aquí llamamos de Santa María Magdalena de Lumbier, aunque cada parte o pico tiene su nombre específico. Se va ascendiendo progresivamente, hasta llegar a una valla que delimita una zona en la que en algunas épocas del año pastan yeguas. La valla hay que dejarla tal como se la encuentra, que es normalmente cerrada.

Se accede después a un paraje conocido como la Fuente de la Mosquera. Después el trayecto discurre más amparado por la vegetación del bosque. El caminante puede observar los pinos, robles, hayas, castaños y avellanos salvajes y otras especies típicas de este hábitat.  Se llega a la llamada Collada Moné, donde, un poquito separada del camino, hay una fresca fuente del mismo nombre.  Allí se puede descansar y reponer fuerzas para el regreso.

Durante el trayecto, especialmente al amanecer o atardecer, es fácil ver animales salvajes, como corzos o ciervos, que han proliferado en la zona.

Conforme se va ascendiendo y, sobre todo, en la parte final del trayecto, se puede disfrutar de unas vistas panorámicas espectaculares, con el pueblo de Larués a sus pies, el entorno de la Canal de Berdún, y, sobre todo, la grandiosa cordillera de los Pirineos. La vista es de interés en todas las estaciones del año, mostrando la Naturaleza bien desplegado su abanico de colores.

Esta ruta hacia el sur, hacia la Sierra, conducía a las pardinas situadas detrás de la misma, como Pequera y Javarraz, entre las más próximas. De esta última, cuando se hallaba habitada en el pasado, venían sus moradores a moler en el molino eléctrico del pueblo, transitando por ese camino a lomos de sus caballerías.

Ruta 4: Larués, La Gorgocha, Larués

  • Características: Parte de la zona más occidental del pueblo, en dirección hacia poniente. Es lineal, pues el recorrido de ida coincide con el de vuelta. Puede realizarse caminando en hora y media en total.
    Puede efectuarse andando o en bici de montaña.
    Con vehículo todoterreno es transitable sin problemas hasta acabar la pista, antes de bajar al barranco.

El recorrido se realiza por el llamado Camino de Santiago. Se llama así porque por nuestra localidad discurría un tramo secundario de esta ruta jacobea. A poca distancia del pueblo se encontraba una ermita dedicada al apóstol Santiago, que contaba, incluso, con casa para ermitaño. De ella no quedan restos pues, estando ruinosa, en el siglo XIX fue demolida para reconstruir la de San Cristóbal.

La ruta es muy asequible. Comienza con una suave pendiente, apenas perceptible, hacia la zona de las Eras Altas (donde se supone que estuvo radicada dicha ermita). En esta zona hay una pequeña bifurcación hacia la izquierda que conduce a un corral donde se ha reutilizado un crismón de tipo rueda solar muy antiguo.

Retornando al camino hacia la Gorgocha, este discurre en llano entre campos y suaves lomas coronadas por corrales que todavía se conservan en buen estado y se recortan majestuosamente en la línea del horizonte. Esta zona tiene una magia especial, sobre todo al atardecer.

Se pasa por el collado de Pulberto, pequeña elevación del terreno. En el pasado, allí había un muladar, es decir, un lugar al que se arrojaban los animales muertos, siendo frecuente que acudieran enjambres de buitres. Hoy en día esta práctica ha sido prohibida, y los buitres han dejado de acudir al reclamo.

Posteriormente, el camino hace bajada y desciende hasta desaparecer. Andando un poco más, se baja hasta el barranco de la Gorgocha, que da nombre a la ruta. En esta zona hay una poza con una cascada que tiene gran encanto, pero en verano puede llegar a secarse. Para ver la pequeña cascada es recomendable hacer la ruta en primavera. En las proximidades de este barranco había huertos, alguno de los cuales aún se cultivaba hasta hace poco tiempo.

Cuando no había piscinas, ni automóviles para acceder a los ríos, la poza de la Gorgocha constituía un gran atractivo para los niños y jóvenes, que acudían a bañarse. También hacían uso de ella los pastores.

Ruta 5: Larués, Subilla, Puntarrón, Larués

  • Características: La ruta parte de la zona sudoccidental del pueblo, en una pequeña placita que llamamos “Del medio Pañuelo”. Es circular. Puede realizarse caminando en hora y media.
    Puede hacerse andando o en bici de montaña.
    Esta ruta  número 5, así como la siguiente, número 6,  son transitables con todoterreno a excepción del tramo inicial que recorre el llamado Camino de Subilla, pues es demasiado estrecho para los vehículos.

El recorrido se inicia por un antiquísimo camino, llamado misteriosamente de Subilla. Este nombre ya aparece en documentos medievales. Toma una dirección NO y va descendiendo progresivamente, entre campos y antiguos huertos. El camino, un poco estrecho en su primer tramo, se ensancha después, tras alejarse del pueblo.

Este camino era muy transitado. Aún recordamos a las mujeres del pueblo, con sus capazos, dirigiéndose hacia los huertos de Berné, situados junto a los regueros. También era el camino que conducía a los antiguos molinos movidos por el agua de una acequia derivada del cauce de los barrancos próximos, uno de los cuales aún conserva el nombre de Barranco del Molino. 

El camino más adelante, dobla casi en ángulo recto hacia dirección sur, tras sobrepasar un barranco, transcurriendo paralelo al mismo, hasta la zona conocida como Puntarrón. Este nombre bien pudo proceder de la existencia en el pasado de alguna pasarela de madera (“pontarrón”) para franquear el barranco sin peligro. En la actualidad no supone ningún obstáculo este recorrido para el caminante. Este tramo del recorrido en dirección sur hasta Puntarrón marcaba el límite entre las tierras de Larués y las del poblado vecino de Berné. Ambos en épocas pasadas tuvieron distintos dueños temporales, o, “señores feudales”, si se prefiere llamarlos así. Es muy posible que en esta zona fronteriza se establecieran puestos de control para cobrar derechos de paso de personas, animales o mercancías, o, incluso, de pontazgo por el cruce de la posible pasarela de Puntarrón. El paseante puede trasportarse a aquella lejana época, e imaginar que en cualquier momento puede salirle al camino un guarda para exigirle el pago de la cuota correspondiente, si quiere adentrarse en el término vecino de Berné.

Sobrepasada esta zona, en el camino de regreso se toma la dirección SE, a través de una amplia pista agrícola ensanchada después de la concentración parcelaria. Tras una cuesta un poco larga se accede a una zona un poco más llana, que transita por un paraje de campos llamado “La Lápida”, cuyo nombre no deja de ser sorprendente. En unos campos próximos dicen los de aquí que aparecieron algunas tumbas. Desde esta parte, la vista del pueblo es muy bonita, con el telón de los Pirineos detrás, y los ondulados campos en primer plano.

Muy cerca de esa zona también hay un paraje conocido como San Miguel, posible vestigio de alguna ermita desaparecida, ocupado hoy en día por naves de uso ganadero.

Ruta 6: Larués, Subilla, Berné, Puntarrón, Larués

  • Características: Parte del mismo punto que la ruta 5 y coincide con ella tanto en su recurrido inicial como en su recorrido final. Viene a ser una ampliación hacia el oeste de dicha ruta 5, siendo, como ella, también circular. Puede realizarse caminando en tres horas en total.
    Puede hacerse andando o en bici de montaña.
    Esta ruta número 6, así como la anterior, número 5, son transitables con todoterreno a excepción del tramo inicial que recorre el llamado Camino de Subilla, pues es demasiado estrecho para los vehículos.

La descripción de los tramos coincidentes no la repetiremos. Para proseguir con la ruta 6 tras recorrer el Camino de Subilla no hay que doblar hacia el sur, sino proseguir en dirección NO, a través de una pista agrícola bastante ancha. Esta pista se adentra de pleno en el territorio que conocemos como Berné, antiguo poblado medieval que, tras desaparecer como tal, se quedó convertido en pardina. La pista, con dirección dominante hacia el oeste, va realizando numerosas curvas, sorteando los campos cultivados. De ella parte en pequeño desvío que conduce a la balsa que llamamos de Monticiello, cerca de la cual hay una fuente de agua bien fresca, lugar adecuado para hacer un descanso. Desde allí la vista es también espectacular, hacia el pueblo y hacia San Juan de la Peña.

Prosiguiendo un poco más en dirección básica hacia el oeste, la pista toma el camino hacia el sur, para doblar después hacia el este, en este recorrido circular que devuelve al caminante hacia el pueblo. En este tramo de regreso se puede hacer de nuevo un viaje en el tiempo, tras conocer algunos detalles de la historia de Berné.

Berné perteneció desde siempre a las monjas benedictinas de Santa Cruz de la Serós. Ellas tenían en el poblado sus posesiones, sus siervos y, probablemente, su casa-palacio a la que acudir para atender los asuntos de su propiedad. Aún queda un paraje denominado “Pasada de las Monjas”, que sería la zona por la que vadeaban el barranco para acceder al poblado, situado en una zona más alta y rodeado por el barranco llamado “del linar”, lo cual nos dice cuál debía ser el cultivo más extendido en los huertos y tierras próximos. Este antiguo poblado fue arrasado en 1283 por una incursión navarro-francesa que penetró por la Valdonsella y dejó numerosas poblaciones asoladas.

Vestigio de todo ello queda el espedregal, entre matas de boj, arbustos y otra vegetación devoradora de ruinas, que conocemos como “Los Villares”, situado cerca del camino.

También, próximo a un gran corral ya en desuso, hay un paraje llamado “Las Iglesias”, al otro lado de la pista, como vestigio de alguna iglesia, o, incluso, monasterio, desaparecidos.

La pardina Berné fue arrendada por las monjas, cuando ya el pueblo y sus siervos habían desaparecido. Como consecuencia de la desamortización fue subastada, yendo a parar a manos de algún terrateniente acaudalado y, finalmente, en la década de los años 50 del siglo XX fue adquirida por el pueblo de Larués con gran sacrificio, suponiendo un importante complemento, tanto por el cultivo de sus tierras como por el aprovechamiento de sus pastos y leña.

Es bueno que el caminante sepa todo esto, cuando transite por la pista en tierras de Berné. Si se puede acercar al espedregal, especialmente al atardecer, resulta sobrecogedor imaginar que allí existieron casas levantadas, y gentes viviendo en ellas. Y que de la noche a la mañana todo desapareció, como suele suceder, como un daño colateral más, en un episodio de una guerra que, como casi todas, en sus motivaciones era totalmente ajena a las preocupaciones de las gentes que habitaban en el poblado.