¿Un molino de mano neolítico?

¿Un molino de mano neolítico?

Cuando paseo por Camino Santiago, y desde otras zonas más alejadas del pueblo, la vista se me posa en una pequeña loma redondeada, cuya silueta se destaca recortada sobre el cielo. Allí están también dos corrales, uno de casa de Paulina y otro de casa de Juan José. La forma peculiar del conjunto, siempre sobre un horizonte amplio en el que se suceden las estaciones, siempre me ha atraído. Es como si guardara un secreto, como si allí hubiera algo que se remonta al inicio de los tiempos.

Accediendo a la era de Paulina se ve un montón de piedras, resultado, probablemente, de la remodelación de algún edificio, pero allí depositadas, durmiendo su sueño.

Y entre dichas piedras destaca una, totalmente diferente, ajena a las demás, con una forma perfecta, pulida. ¿Qué es?

Se parece notablemente a la «muela» de los molinos más antiguos que han existido: los molinos de mano del Neolítico, etapa de la Prehistoria en la que se «descubrió» la agricultura.

El grano del cereal se colocaba sobre una piedra horizontal, ligeramente curvada o abarquillada. Con ambas manos se sujetaba la muela, que se deslizaba presionando sobre el grano, para obtener la harina.

Resulta curioso saber que este tipo de molino primitivo se ha usado en culturas muy diferentes, tanto de Europa como de otros continentes.

Muchacha usando un pequeño molino de mano en la República Democrática del Congo (foto gentileza de Vicente Clemente, misionero comboniano)

No podemos saber con seguridad si la piedra encontrada en la Era de Paulina pertenecía a un antiguo molino de mano neolítico. Tampoco sabemos cómo ha ido a parar allí. Si estamos en lo cierto, se trataría del vestigio arqueológico más antiguo que tenemos en el pueblo (de momento).